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jueves, 27 de octubre de 2016

¿Por qué existe el terrorismo?

¿Dónde Está Dios?

El hecho del poder del mal en el corazón humano y en la humanidad es innegable. La pregunta permanece: ¿cómo explicar este mal?
La fe nos dice que no hay dos principios, uno bueno y el otro malo, sino un único principio: Dios creador, y este principio es bueno, es sólo bueno, sin sombra alguna de mal. Por eso el ser no puede ser una mezcla de bien y de mal: el ser, como tal, es bueno, y por ello, es bueno ser, es bueno vivir.
El mal no proviene de la fuente misma del ser. El mal proviene de una libertad creada, de una libertad mal utilizada. ¿Cómo ha sido posible esto? ¿Cómo se produjo?. El mal permanece siendo misterioso… Lo podemos atisbar, pero no explicar; no se puede narrar como un hecho al que le sigue otro hecho porque se trata de una realidad más profunda. Sigue siendo un misterio de oscuridad, de noche.
Ante situaciones de mal, de oscuridad, sepamos ver, porque sabemos que existen, tantas situaciones buenas, de bien. En última instancia el bien vence, predomina. Ahí está.
Ver este encuentro de Baruj Garzón, anterior rabino jefe de la Comunidad Judía de Madrid, Jean-Jacques Pérennès, fraile dominico especialista en mundo árabe y actualmente director de la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén, y Riay Tatary, Imán de la Mezquita Central de Madrid y presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España.

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Pero ante la tragedia en Siria y otros lugares, muchos se preguntan:¿Dónde está Dios?. Esta pregunta se la hicieron a una mujer americana y ella contestó: Dios es tan caballero y nos toma tan en serio que no le gusta estar donde no se le quiere. Hemos echado a Dios de la vida pública y privada. Nos dijeron que la religión era un asunto estrictamente privado. Se echó a Dios de las calles. Nos dijeron, continua la mujer, que los jóvenes podían disfrutar lo que quisieran del sexo y si había embarazo estaba la píldora del día después o se facilitaba el aborto sin consentimiento de los padres. Se fomentó otro lenguaje de fidelidad, ya que se veía como normal el divorcio. Y después de tales comportamientos y prácticas, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?.
Habrá que llamarle de nuevo, sabiendo que El nunca se olvida de nosotros.

Rezar con todos por la paz

Religiones reunidas en Asís para rezar por la paz (Setiembre 2016).
Sólo la paz es santa y no la guerra. Rezar los unos con los otros. El Papa recordó que, continuando el camino iniciado hace treinta años en Asís, donde está viva la memoria de aquel hombre de Dios y de paz que fue san Francisco, “reunidos aquí una vez más, afirmamos que quien utiliza la religión para fomentar la violencia contradice su inspiración más auténtica y profunda. Ninguna forma de violencia representa “la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción”.
Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. No olvidar que en muchos países, en nuestro siglo, se sufre por las guerras, causas de pobreza y sufrimiento. No hay futuro en la guerra y la violencia de las armas destruye la alegría de la vida. Es preciso liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, de los fundamentalismos y del odio.
Una gran enfermedad de las sociedades modernas es la “indiferencia”. Estamos ante un virus, una enfermedad. Es el nuevo paganismo. Nosotros no vemos la guerra, dijo el Papa. Y añadió que “nos asustamos” por “algún acto de terrorismo”, pero agregó que “esto no tiene nada que ver con lo que sucede en aquellos países, en aquellas tierras donde día y noche las bombas caen y caen”, y “matan a niños, ancianos, hombres y mujeres…La guerra atañe a todos, la guerra comienza en el corazón”. Que nuestro corazón sea un corazón de hombre o de mujer de paz. Y más allá de las divisiones de las religiones. Porque todos somos hijos de Dios. Y Dios es el Dios de la paz. No existe un dios de la guerra: el que hace la guerra es el maligno, es el diablo, que quiere matar a todos”.
A esta reunión no asistió el Dalái Lama, que si fue invitado al Parlamento europeo, donde habló de la necesidad de crear un diálogo interreligioso en el que se encuentren los puntos en común entre las diferentes religiones.
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En referencia al terrorismo, tema de tanta actualidad hoy, el Dalái Lama señaló que en realidad el término “terrorista musulmán” o “terrorista budista” es erróneo, ya que la violencia contradice los principios de todas las grandes religiones. Cualquier persona que comete actos de violencia ya no es un auténtico musulmán o un auténtico budista. En las enseñanzas islámicas se dice que cuando alguien comete actos de violencia, ya no es un practicante auténtico”. Agregó que el significado de jihad no es golpear o agredir a otra persona, sino dominar las propias emociones, “combatir el odio y el enojo en uno mismo”.

VER VIDEO: PALABRAS DEL DALAI LAMA

PARLAMENTO EUROPEO (15 SETIEMBRE 2016)

La sociedad occidental ha asociado el terrorismo con la religión islámica. Es falso, a pesar de que muchos gobiernos contribuyen a que se difunda esta idea. Como dice Sheheryar Ahmad el terrorismo no es religioso sino geopolítico. El término “terrorista musulmán” o “yihadista” no existía antes de 1980. Los primeros ataques terroristas islámicos fueron los bombardeos de Tiro en 1982. “¿Era el Islam diferente antes de 1980?”, se pregunta Ahmad.
La respuesta está en la educación que se ha dado a estas generaciones. ¿Qué ocurre cuando a los niños se les enseña el abecedario no con frutas y animales sino con bombas y tanques?.
Sheheryar Ahmad concluye que el  enemigo que efectúa este terrorismo global fue creado por los mismos que ahora lo padecen y que por lo tanto es evidente que el problema no es religioso sino geopolítico.



2 comentarios:

  1. Ruthdijo:20 octubre, 2016 en 11:09 am
    Según la ONU las guerras del siglo XX segaron la vida de 109,700 millones de personas. La primera Guerra Mundial (1914-1918) dejó el rastro de 15 millones de muertos. En la Segunda (1939-1945) perdieron la vida 50 millones, de los cuales el 62% eran civiles.
    Durante el siglo XXI, la guerra de Irak eliminó en siete años cerca de cien mil personas, de las cuales cuatro mil fueron militares norteamericanos. La de Siria, iniciada en el 2011, ya lleva sacrificadas 300 mil vidas, un tercio de las cuales eran civiles, además de obligar a once millones de personas a abandonar sus casas.

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  2. La guerra es un medio sórdido de obtener un lucro fácil a través de la industria bélica, que factura US$400 mil millones al año, y del contrabando de armas. Sólo las naciones ricas del hemisferio Norte, que tanto hablan de paz, son quienes fabrican artefactos de guerra y promueven intervenciones militares en naciones periféricas. Practican el precepto de “armaos los unos a los otros”.
    Orar por la paz es comprometerse a luchar por la justicia. Fue el profeta Isaías el primero que advirtió que la paz no se gana con un equilibrio de armas, como piensan los gobernantes actuales envueltos en el conflicto de Siria, sino con la promoción de la justicia.
    Ningún animal mata a su semejante, excepto para alimentarse. Sólo nosotros los seres humanos, criaturas de Dios, cargamos con esa perversidad de matar por venganza, ira, prejuicio o ambición de poder.

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